viernes, 8 de enero de 2010

Cretinos de aquí y de allá

Hace poco, una persona muy atenta me obsequiaba con una revista de su barrio en la que aparecía entrevistado Ferran Monegal. Empecé a seguir el programa de este crítico televisivo, Telemonegal, con más o menos asiduidad hará un par de años, y enseguida me sorprendió en varios aspectos. En primer lugar, el increíble sentido común de que se sirve el célebre periodista a la hora de hacer sus críticas. Pero lo que más me llamó la atención fue, sin duda, él hecho de que fuera capaz de entrevistar, en un canal local como Barcelona TV, a cualquier famoso imaginable que apareciera por televisión o estuviera en algún modo relacionado con su industria. Multitud de personajes conocidos han pasado por su plató, desde una reportera de Está pasando hasta el todopoderoso Jaume Roures, pasando por sujetos como Eva Hache o Pedro Piqueras. Además, por mucho renombre que pudiera tener su invitado, el bueno de Monegal no dudaba en soltarle la opinión que éste le merecía, por muy cruda que pudiera parecer, sin ningún miramiento. El colmo de mi sorpresa tuvo lugar cuando acudió al programa el honoríssim president de la Generalitat de Catalunya, José Montilla, para, entre otras cosas, escuchar con su natural pasividad al presentador decirle que su forma de ser rompía desastrosamente el ritmo televisivo allá donde apareciera.

Estos pequeños ejemplos sirven para ilustrar, a aquellos que no conozcan el programa, la buena voluntad con que acuden celebridades de todo tipo para exponerse en un discreto plató a las preguntas de este crítico tan aficionado a mossegar (normalmente con razón). Volviendo a la entrevista publicada en la revista que he mencionado anteriormente, hubo una pregunta entre todas cuya respuesta me pareció muy, pero que muy interesante. En ella Ferran Monegal revelaba los únicos tres sujetos que habían rechazado, una y otra vez, acudir a su humilde plató: Merceditas Milà, Xavier Sardà i Andreu Buenafuente.


Los que vivimos en Catalunya sabemos de sobra que, mal que nos pese, el mirar por encima del hombro con desdén es una práctica muy común en nuestro pequeño país. Y estos tres sujetos, siempre desde mi punto de vista, son algunos de los mejores embajadores que tenemos para representar esta tendencia en el resto de la península.
El caso más objetivamente observable es el de la Milà. Basta haber visto cualquiera de sus Diario de... para comprobar sus ansias de protagonismo y su actitud egocéntrica de perdonavidas. Además, falta ver cualquiera de sus apariciones en Gran Hermano para acabar de determinar su grado de gilipollismo, que roza lo histriónico y enfermizo.
En el caso de Sardà debo asumir que es más una impresión subjetiva mía que un hecho realmente constatado, pero siempre me ha parecido mezquino y prepotente.
En cuanto a Buenafuente, reconozco que le he ido pillando manía últimamente, aunque sé que no he sido el único. No puedo evitar pensar que, en privado, debe llegar a ser un engreído de cuidado. Sin embargo, de los tres famosillos que han rechazado ser entrevistados, éste me resulta el caso más paradójico. Resulta que alguna vez he oído al propio Andreu quejarse o lamentarse que algunos famosos hayan declinado en repetidas ocasiones concederle una entrevista, y recuerdo haberle oído mencionar entre ellos al propio Sardà. Se ve que, además de humildad, le falta también una pizca de coherencia.


Pero vayamos a lo que realmente me preocupa: ¿Por qué Andreu Buenafuente no ha querido acudir a Telemonegal como invitado? ¿Teme que el señor Monegal le reproche, como es su estilo, cosas como el hecho que en los últimos años su programa haya perdido gran parte de su antigua gracia y sólo se aguante gracias a colaboradores como Berto? ¿O a lo que tiene miedo es, quizás, a que su entrevista pueda resultar tan aburrida y soporífera como las que hace él mismo cada noche? Yo, sinceramente, no tengo claro con qué opción quedarme.


1 comentario:

  1. En els casos de Mercedes Milà i Xavier Sardà crec que la prepotència de mirar a la gent per sobre dels hombros és bastant contrastable quan veus l'afany de protagonisme que volen agafar en els programes que presenten, on ells són quasi el centre d'atenció (per sobre dels convidats i tot). En el cas de l'Andreu Buenafuente apostaria més pel fet de la relaxació dels seus programes, on pot apreciar-se que ha perdut aquell nivell que novetat i sorpesa (juntament amb la graciositat) anteriorment vista en projectes anteriors en altres cadenes i amb altres col·laboradors.
    També m'agradaria dir que pot ser que tampoc els agradi l'estil de les entrevistes d'en Monegal! (és només una petita però existent possibilitat)

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