miércoles, 26 de enero de 2011

Canciones de cine: Everybody's talkin' (Cowboy de Medianoche)

No, asiduos lectores míos (¿aún queda alguno?), no estaba muerto. Tampoco de parranda. Simplemente estaba atareado con asuntos que ocupaban gran parte de mi tiempo, como intentar acabar la carrera. Ah, y colaborando en un proyecto compartido, Multivers.cat , que recomiendo encarecidamente visitar a aquellos que dominen el noble idioma catalán. Pero vamos a lo que importa. Ya estoy de vuelta, y qué mejor forma de regresar que continuar con la sección en que comento aquellas canciones que, habiéndolas escuchado durante años, empiezan a gustarme a partir de su aparición en determinada película.

El caso que nos ocupa hoy es el de Everybody's talkin', compuesta por Fred Neil en 1966, pero que alcanzó su verdadero éxito gracias a la versión de Harry Nilsson incluida en la banda sonora de la película Cowboy de Medianoche (John Schlesinger). Ésta también cosechó un enorme éxito, y pese a ser calificada inicialmente de "película X" por su visión sin tapujos de temas como la homosexualidad o la prostitución, finalmente consiguió llevarse los Oscar a mejor película, mejor director y mejor guión adaptado.


La película empieza cuando Joe Buck, un joven paleto de Texas brillantemente interpretado por Jon Voight, decide dejar su pueblo para empezar una nueva vida en Nueva York. Su objetivo: ser lo que él llama un "vividor" y que se conoce comúnmente como gigoló. Confiando en su atractivo físico pretende vivir a base del dinero que un montón de mujeres se morirán de ganas de pagar para acostarse con él. Sin embargo hay algo en su plan que no encaja, y es que en cuanto llegue a la gran ciudad nos daremos cuenta que no conoce sus códigos y que su look y sus modales están desfasados y sólo son capaces de atraer al público masculino. En su camino encuentra a un ser aún más desgraciado que él, un ladronzuelo cojo y tuberculoso llamado Rico Rizzo, más conocido como "Ratso" y al que da vida un joven y grasiento Dustin Hoffman, y con el que compartirá miserias e (des)ilusiones hasta forjar una sólida amistad.

La historia nos muestra una ciudad sucia y enferma, una desolación que queda plasmada en el "apartamento" que comparte la pareja protagonista, en un edificio a punto de ser demolido y marcado con una cruz en todas sus ventanas, como insinuando irónicamente la cruz que su par de inquilinos llevan encima. Mediante una serie de flashbacks conoceremos la siniestra historia del personaje de Voight y sus oscuros traumas, la soledad en la que se ha encontrado sumido durante toda su vida. Es esta soledad la que mantiene unidos a los dos protagonistas, pues en último término su fugaz amistad es lo único que tienen. Esta soledad y la traumática pérdida de la inocencia que experimentará Joe en su viaje son los pilares de una historia conmovedora y desoladora a partes iguales.

Es aquí donde se sitúa la importancia de la canción que estamos tratando: su belleza y carácter animado contrastan con la tónica general del film, aunque sólo aparece cuando podemos creer que la esperanza ilumina el camino del pobre vaquero. Como le ocurre a él mismo, cuando todo está perdido siempre queda una bonita canción para que cada uno intente sobrellevar la vida que le ha tocado o que ha elegido.

Al margen de todo esto, la cinta levantó una polémica al tratar con total libertad la homosexualidad, la prostitución y, finalmente, la prostitución homosexual. De hecho, existe un debate no resuelto acerca de si la relación entre ambos protagonistas puede considerarse de amistad o de amor sin sexo, y que sería demasiado complicado intentar resolverlo en estas líneas. Al que sienta un mínimo de curiosidad, le recomiendo ver esta magnífica película, sin duda una de las mejores que he podido ver en toda mi vida.