sábado, 30 de mayo de 2009

Tres, señora, tres


“Copa, Lliga i Champions”. Las tres y en ese orden, tal como pronosticaba la canción de Crackòvia, repetida hasta la saciedad. “Una temporada per emmarcar” también decía la canción, y desde luego razón lo le faltaba.

Pocas veces se va a hablar de fútbol en este blog, más que nada porque el que escribe entiende muy poco, o nada, del tema. Pero no puedo resistirme a dedicar unas líneas al equipo que tantas alegrías nos ha dado a los culés en los últimos meses. De todas formas, intentaré evitar el utilizar la retórica propia de la prensa deportiva, ya que me resulta del todo ridícula.

Aunque el orden en que el F.C. Barcelona ha conquistado cada título es estrictamente el de la canción, la victoria moral de la Liga se produjo mucho antes que la oficial, concretamente el 2 de mayo, fecha tan celebrada en los mandriles. Pero el pasado 2 de mayo tuvo un carácter mucho más épico para los barcelonistas que el de 1808. El Barça humillaba al Real Madrid marcándole seis golazos en su propio campo, después de semanas aguantando la prepotencia y la estúpida incontinencia verbal por parte de los medios afines al club blanco y algunos aficionados. Nuevamente, la modestia y educación de unos triunfó sobre el mal gusto y la poca elegancia de unos otros. Pocas personas han disfrutado tanto viendo un partido de fútbol como los culés que asistimos a tan gloriosa victoria aquel sábado.
El segundo triunfo blaugrana tuvo lugar en otra noche cargada de simbolismo. El Barça se alzó con la Copa del Rey, dejando a su paso una sonora pitada dedicada al monarca y su himno por parte de las ejemplares aficiones vasca y catalana. La breve tormenta mediática que siguió al acto dejó claro a las altas esferas políticas y a muchos ciudadanos que no todo es como ellos desearían, por más que se empeñen en negarlo.
Finalmente, el equipo catalán conquistó Europa, tras una clasificación ajustadísima, en un partido que resultó más fácil de lo normal, contra un rival que parecía el Manchester City más que el United.

Por todo esto y más, quiero felicitar a todo este equipo que ha logrado lo que ningún club español ha hecho jamás, de la misma forma que nos ha demostrado a los que hace menos de un año desconfiábamos de la poca experiencia de Guardiola que con esfuerzo y dedicación se pueden lograr grandes cosas. Lástima que haya quien aún no ha aprendido a ver la cosas tal como son, y cito : “El mundo entero se rinde a la evidencia: el mejor fútbol del planeta lo hace el Barça a imagen y semejanza de La Roja.” (Marca.com). Según este periódico, Xavi, Iniesta y Puyol adoptaron su estilo de juego en el Barça de la selección española. En fin, creo que no es necesario ningún comentario al respecto o, lo que es lo mismo, no hase falta desir nada más.

lunes, 11 de mayo de 2009

El último superviviente


Los domingos suelo levantarme hacia el mediodía, a veces con dolor de cabeza y el estómago revuelto, y siempre sin ganas de hacer nada. En ocasiones me da por encender la tele para buscar algo sencillo y entretenido que me mantenga un rato distraído. Y últimamente he dado con el programa perfecto: El último superviviente, emitido en Cuatro los sábados y domingos por la mañana.

El último superviviente es un británico llamado Bear Grylls, un tipo con acento marcado, ex militar y experto en situaciones de supervivencia. El planteamiento de esta especie de documental es sencillo: sueltan a Grylls desde un helicóptero en medio de un territorio hostil, y únicamente armado con un cuchillo y una cantimplora ha de abrirse paso hasta la civilización. El espectro de territorios en que tienen lugar sus aventuras es muy amplio: desde el desierto hasta la alta montaña, pasando por selvas y bosques de todo tipo y de todo el mundo. El objetivo es ofrecer consejos de supervivencia y entretener al público. Para ello Bear Grylls, que pese a su aspecto no debería tardar mucho tiempo en pasar a la galería de héroes modernos como Chuck Norris o Jack Bauer, escala montañas, se sumerge en aguas heladas, fabrica balsas y refugios con sus propias manos y encuentra agua donde no parece haberla.

Sin duda el planteamiento es realmente interesante, y ofrece la imagen de que el ex militar británico realmente las pasa canutas en medio de la nada. Pero, como ocurre con cualquier documental, tras verlo un rato uno se da cuenta de que efectivamente hay trampa. Nada más descender del helicóptero en aparente soledad, a Grylls lo sigue en todo momento un equipo de filmación que lo graba desde diferentes ángulos y perspectivas. Así, no resulta muy verosímil que el personal pase por las mismas situaciones que él con todo el equipo a cuestas, de manera que se deduce que el superhombre tampoco pone en peligro su vida tal como pretende hacer creer. Pero la verdad es que lo parece, y mucho, pues se le puede ver claramente escalando lianas a diez metros de altura, encaramado a una pared rocosa atado con una cuerda semipodrida o remando sobre una balsa hecha de troncos y ramas.

Como ya he dicho, el objetivo de esta serie es ofrecer consejos de supervivencia y entretener, y sin duda los supera con creces. Por un lado, Grylls ofrece una enorme cantidad de indicaciones útiles para sobrevivir en el caso de que a uno le dé por perderse en medio de la selva o el desierto. Y por otro, el programa resulta muy entretenido, además de ofrecer paisajes preciosos. Pero su punto fuerte es, sin duda, el relacionado con la búsqueda de alimento. Nadie duda que el aventurero tenga a su disposición los bocatas que debe llevar el equipo, pero él se empeña en probar cualquier cosa comestible que encuentra a su paso. Desde todo tipo de bayas y frutos amargos, hasta asquerosos escorpiones, arañas o erizos cuyo contenido tiene un aspecto fecal que tira de espaldas. Este superhombre no vacila un segundo a la hora de morder una gamba cruda o exprimir directamente sobre su boca el contenido a medio digerir del estómago de un camello muerto para obtener un poco de agua. Y su cara de asco al hacerlo no tiene precio. Antes de comer y con resaca, arcadas aseguradas.